La obra de Oliver Sacks es referencia obligada para las personas interesadas en las neurociencias. La mayor parte de su fama la ha ganado por describir detalladamente a pacientes con daño neurológico. Es a partir de sus historias y testimonios que acerca al lector al funcionamiento del cerebro. Tiene una pasión por la escritura y ha desarrollado una extraordinaria capacidad de narración: didáctica, elegante y ordenada. De esta forma es posible comprender con facilidad temas que suelen ser expuestos de manera compleja, como las agnosias, las alucinaciones o el funcionamiento de la corteza visual.
Más allá del conocimiento médico, Oliver Sacks contagia la empatía y el respeto hacia las personas de las que habla. El hilo conductor de sus escritos es la supervivencia, la inagotable capacidad de los pacientes de enfrentar y sobreponerse a la adversidad, ya que muchas de las alteraciones descritas no pueden ser curadas en su totalidad. Logra ver más allá de las patologías, pone nombre y apellido a las etiquetas diagnósticas, escucha y observa con atención al ser humano, y encuentra lo que permanece intacto a pesar de los síntomas. Todos estos elementos llevan al lector a cuestionar su propia humanidad y a especular sobre su mortalidad.
Sin embargo, el conocimiento de este inigualable autor no termina en las neurociencias. Su curiosidad lo ha llevado a estudiar mucho más que el cerebro. En libros como “El Tío Tungsteno”, “Diario de Oaxaca” y “La isla de los ciegos al color”, Sacks toca temas que lo han apasionado desde niño, años antes de que decidiera dedicarse a la medicina, como resultado de haber crecido en una familia que inculcó en él el pensamiento científico. En sus libros podemos aprender sobre química, botánica, evolución, e incluso historia y filosofía.
Una característica adicional de los textos de Oliver Sacks es que en ellos, revela mucho de sí mismo. Comparte a manos llenas sus recuerdos, su forma de sentir, su gratitud por la vida, su proceso de pensamiento. Es un hombre de gran carisma y gracia, con una enorme capacidad de gozo.
Éstas son algunas de las lecciones de Oliver Sacks, meticulosamente entretejidas en sus libros, esperando ser aprendidas por aquel que los tome en sus manos.
Escrito por: Paola González Lázaro y Beatriz González Ortuño
Publicado originalmente en: www.neuromexico.org