La rehabilitación del daño cerebral adquirido requiere de un equipo multidisciplinario de especialistas cuyos esfuerzos estén encaminados hacia la reintegración de la persona a su vida cotidiana. Sin embargo, durante el tratamiento suelen dejarse de lado aspectos que impactan en la forma en que la persona se adaptará al entorno y en la percepción que tenga sobre su calidad de vida. Estos aspectos incluyen cómo se explica a sí mismo y a los demás lo que experimentó: los cambios de roles en la familia, trabajo y sociedad; las limitaciones por la afasia y/o presencia de hemiplejia o hemiparesia; el dolor físico y psíquico; el silencio y la soledad; la confusión e incertidumbre; la discapacidad y dependencia; así como las emociones y sentimientos asociados a todas estas experiencias.

En este contexto, las sesiones de arteterapia tienen entre sus objetivos el que paulatinamente la persona se sienta cómoda y en confianza para encontrar diferentes formas de expresarse a partir de las habilidades que conserva (p. ej., sonidos, gestos y expresiones faciales). Un objetivo adicional es poner en práctica las habilidades que continúa desarrollando en otras terapias.

Con el apoyo del arteterapeuta, el participante explora materiales artísticos como barro, pinturas digitales, acuarelas, telas y recortes, así como actividades que involucran música, danza, lectura o diferentes tipos de movimiento, y realiza una obra con la que inicia un diálogo personal. A partir de la práctica creativa, se comparte con los demás participantes cómo se vivió la experiencia: las dificultades que sorteó, si disfrutó o no la realización de la obra, si planeó su ejecución o si con el tiempo fue descubriendo qué camino tomar y cómo se sintió al respecto. Siempre se toma en cuenta que no se califica, ni se juzga el proceso o la obra, propia o ajena.

Por medio de la relación con el arteterapeuta y los demás participantes, el uso de materiales artísticos y el contacto con el propio cuerpo, se busca poner en marcha la creatividad y realizar obras a través de las cuales sea posible expresar, reconocer y regular sus emociones, así como profundizar en el conocimiento de sí mismo, resignificar sus experiencias e integrarlas en el proceso de construcción de su historia de vida.

Cada sesión del taller arteterapeútico consta de un inicio en donde se emplean técnicas y ejercicios de relajación como mindfulness, imaginación guiada y respiración, con la finalidad de que los participantes contacten con su cuerpo. Durante esta dinámica, se sugiere la actividad a realizar en la sesión. Se estimula la creatividad ofreciendo al grupo los materiales y soportes artísticos para realizar la obra, que puede elaborarse de manera individual, en pares o en grupo. Esta suele ser una obra plástica (pintura, dibujo, collage, escultura, álbum, mural o silueta). Por último, se propone un momento para la reflexión sobre el proceso creativo en donde cada participante, si así lo desea, muestra su obra y comenta su experiencia.

En el 2020 se realizaron talleres como los que se acaban de describir con personas con afasia, sus acompañantes y terapeutas, en sesiones grupales abiertas en las instalaciones de Afasia Contacto en la Ciudad de México. Una de las propuestas fue la regulación emocional en un espacio seguro, compartido con otras personas que han vivido situaciones semejantes. Los participantes pudieron escucharse a sí mismos y a los demás y acercarse a los materiales, en un inicio con cierto temor, desconcierto y duda. Paulatinamente, se entabló familiaridad con el proceso, con las actividades y las sensaciones, cumpliendo con los objetivos planteados. Lamentablemente, como muchas otras actividades en ese año, el taller tuvo que suspenderse por la llegada de la pandemia.

Escrito por: Marina Rico, arteterapeuta

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